TUCSON- "En mi país hay violencia, hay secuestradores", dice Micaela quien escapó de Huehuetenango, Guatemala, una región controlado por la organización criminal los “Huistas”, de acuerdo al sitio Insight Crime.
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Con su hijo de trece meses en brazos, huyó de Guatemala hace tres semanas, llegó a la Nogales, Sonora y cruzó hacia Estados Unidos en busca de asilo.
La razón, amenazas de muerte a domicilio y después de que un desconocido irrumpiera en su casa tomo la decisión.
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"No quería que me violara, porque tengo un compromiso ante Dios…me dijo que me iba a matar y me salí de mi casa y me vine para acá".
Además, meses antes, relata Micaela, que su esposo también huyó de su país porque no quiso formar parte del crimen organizado.
Local
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"Le dijeron que lo iban a matar porque él no quiere vender drogas".
Y es que en Huehuetenango, de acuerdo a fuentes locales y nacionales desde la década de 1970, se ha plantado marihuana y amapola en algunas de las áreas montañosas del departamento, lo que ha contribuido a la actividad ilícita de los “Huistas” que se establecieron hace años.
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Por su ubicación en el noroeste de Guatemala, en la frontera con México esta región ha sido clave para grupos del narcotráfico. Alrededor del 79% de la población vive en áreas rurales.
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Para Micaela esa fue otra razón para abandonar esa zona. Despues de estar una semana en Nogales, Sonora pidiendo asilo político, logró entrar a Arizona donde fue recibida en un albergue en Tucson.
Casa alitas le proporciona un lugar donde dormir y alimentos, los preparan para que continúen hacia su destino.
Uno de los temores para esta migrante guatemalteca es la separación de su hijo pero no olvida a la familia que dejó en su país.
"Quiero que hagan la lucha para venirse para aquí también, mi familia que se quedó allá".