ARIZONA - Un abrazo y reencuentro inesperado puso fin a más de 20 años de separación de una madre que reside en Arizona con su hijo. La historia de Araceli y Daniel es la de miles de familias que buscan salir adelante en dos países.
Araceli explicó que como madre soltera tuvo que dejar su natal Guerrero en 1999 y llegar a Estados Unidos con el único deseo de sacar a su hijo Daniel y a su madre adelante.
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“Me la pasaba llorando, llorando, llorando, ya después pues me tenía que adaptar y trabajar y trabajar, en eso me enfoqué”.
A la distancia esta familia luchó por sobresalir, Araceli siendo el principal sustento y Daniel aprendiendo cómo crecer lejos de su madre.
Daniel encontró su motivación en la danza como bailarín profesional.
“Mi inspiración siempre ha sido en el dolor, en el dolor de que nunca tuve a mis padres durante mucho tiempo, para mí es como agarrar fuerzas y acoger ese sentimiento y bailar con sentimiento”.
La danza, una disciplina en la que Daniel no solo se convirtió en su fuerza, sino el camino para viajar por primera vez a Estados Unidos a competir y ver tras más de dos décadas a quien lo dejó todo por sacarlo adelante.
“Para mí la danza es vida, para mí la danza es la sangre que corre por mis venas…”.
Daniel se ha consagrado como campeón mundial en distintas categorías, y eso lo ha llevado a conocer decenas de países con su arte, todo esto sin la presencia de su madre.
“Mi sueño, era volver a estar con mi mamá, ahora lo que sigue es estar al lado de ellos y viajar por todo el mundo, a donde la danza me siga llevando, porque con la danza rompo fronteras”.
En el corto plazo Daniel se prepara para su próxima competición en Francia, y su madre que reside en Arizona, confía en que a partir de este reencuentro su familia podrá estar nuevamente unida.
