Se resuelve famoso caso de “Baby Hope”

NUEVA YORK — La policía de Nueva York resolvió el añejo misterio de "Baby Hope", una niña cuyo cadáver fue hallado dentro de una nevera portátil junto a una autopista de Manhattan en 1991, y arrestó el sábado a un familiar de la pequeña que confesó haberla violado y asfixiado, dijo la policía. Conrado Juárez, quien ahora tiene 52 años, fue arrestado por delito de homicidio y está a la espera de que se le encause. El comisionado de policía, Raymond Kelly, afirmó que el detenido mató a la niña en el departamento de su hermana y que ella le ayudó a deshacerse del cadáver. La mujer ya no vive, dijo la policía. Ambos eran primos del padre de la niña. La identidad de una niña, su edad y las circunstancias de su muerte habían quedado en el misterio durante dos décadas. Pero esta semana la policía dijo que una nueva pieza de información y una prueba de ADN habían permitido identificar a la madre de la niña, en un drástico giro a uno de los casos más famosos de la ciudad que no había sido resuelto. El sábado, la policía también reveló que el nombre de la niña asesinada era Anjélica Castillo, de 4 años. El cadáver desnudo y desnutrido de Anjélica fue hallado el 23 de julio de 1991 en la autopista Henry Hudson Parkway por obreros de construcción a quienes les llamó la atención un olor a descomposición. Los detectives pensaron que había sido asfixiada, pero tenían pocos indicios de lo sucedido. El caso se convirtió en una obsesión para algunos investigadores, que apodaron a la niña "Baby Hope". Cientos de personas asistieron al entierro de la niña desconocida en 1993. Sus restos fueron exhumados para realizar una prueba de ADN en el 2007 y nuevamente en el 2011. En julio, los detectives probaron con otra ronda de publicidad al cumplirse los 22 años del aniversario de su hallazgo. Realizaron una campaña en el vecindario donde se halló su cadáver, colgaron avisos, bocetos del rostro de la niña y una fotografía de la nevera portátil y anunciaron de que darían una recompensa de 12.000 dólares por información que condujera a un arresto. El ex detective Jerry Giorgio, que trabajó en el caso desde 1991 hasta su retiro a mediados de este año, dijo que siempre tuvo confianza de que el caso se iba a resolver. El subjefe de policía Joseph Reznick, que también trabajó en el caso, dijo que nunca se dieron por vencidos. "Haciendo una reflexión sobre el nombre que le dimos a esta pequeña, Baby Hope (Bebe Esperanza), creo que fue el nombre más preciso que pudimos haber pensado", señaló Reznick. Giorgio dejó la fuerza policial y pasó a integrar el equipo de casos no resueltos en la fiscalía de Manhattan, de donde se retiró este año. "Me perdí la llamada de la persona que dio el dato, por un par de semanas, caramba", comentó. La persona que dio el aviso, que dijo que había visto las noticias recientes sobre el caso, condujo a la policía hasta la hermana de Anjélica, quien dijo a los investigadores que pensaba que su hermana había sido asesinada. La policía cotejó las pruebas de ADN de Anjélica y de su madre. La madre, que no ha sido identificada, no tenía la patria potestad de Anjélica cuando fue asesinada. La niña estaba bajo el cuidado de familiares paternos, entre ellos Balvina Juárez Ramírez, dijo la policía. Juárez Ramírez era hermana del asesino confeso. La policía llegó al sospechoso y lo esperó el viernes afuera de un restaurante de Manhattan donde trabajaba como lavaplatos. El hombre relató que había notado a Anjélica mientras visitaba el departamento de la familia y la mató, dijo la policía. "Cuando quedó inerte, llamó a su hermana que estaba en la habitación contigua", relató Kelly. Entonces, la hermana fue a buscar la nevera portátil de color azul. Tomaron un taxi desde Queens hasta Manhattan, donde arrojaron la nevera y partieron a distintos rumbos. Sus padres nunca reportaron su desaparición, aunque siguieron en contacto con el sospechoso. Juárez nunca fue considerado sospechoso. Kelly calificó el arresto como un destacado trabajo de investigación, y dijo que estaba orgulloso de su equipo. "Hace que uno se sienta orgulloso de ser miembro de esta organización; se mostraron implacables", indicó. Los detectives asignados al caso fueron quienes organizaron un entierro en el cementerio del Bronx para la niña en 1993. Cientos de personas asistieron al entierro y Reznick pronunció el panegírico. La niña fue vestida con una túnica blanca y fue enterrada en un féretro blanco. Los mismos detectives pagaron por la lápida de la niña en el cementerio: "Porque nos importa". Sobre la tumba hay dos angelitos.

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