Víctimas del terremoto dialogan con el papa Francisco

A través de un enlace, el Pontífice "se reunió" con presas y niños damnificados de Jojutla.

Al levantar sus manitas los pequeños enviaron todo su amor hasta El Vaticano; por un momento olvidaron sus penas, que el temblor les arrebató todo y ahora viven en un albergue de Jojutla.

Con su gracia natural, Joaquín le robó una sonrisa al papa Francisco; él fue el primer niño afectado de Morelos que interctuó con el religioso via satélite gracias a una iniciativa de la Fundación Scholas Occurrentes, con sede en Roma.

Las palabras del menor fueron pocas, obstruido por los nervios, pero la inocencia que asomaba por sus ojos revelaba los grandes deseos que a su corta edad tiene para el mundo. 

"Otro sería que la gente sea buena,  y el otro que hubiera más manzanitas para que no tuvieran que matar a tantos animales", expresó Joaquín Bonfil, uno de los niños afectados por el terremoto. 

Decenas de niños más siguieron al Pontífice a través de una pantalla gigante colocada en el refugio, querían mostrarle el mural en el cual plasmaron las imágenes que revelan sus sentimientos.

"Con los monstruos representamos el sismo, y con las casas también cuarteadas, también quisimos poner a la gente triste y tristes a los peces", explica Lydia, otra de las niñas. 

El mensaje del Papa no solo llegó a Morelos; en todos los lugares afectados por el terremoto en el país, como en los campamentos de la Ciudad de México, recibieron sus palabras y su intención como un símbolo de fuerza y esperanza.

Las frases de aliento llegaron más allá de los altos muros de esta prisión de máxima seguridad en donde las internas visiblemente emocionadas escucharon atentas las palabras del máximo representante de la Iglesia Católica. 

"Miren adelante siempre, lo que están viviendo es un paso en el camino de la vida para poder vivir después mejor", aseguró el Papa. 

Al borde las lágrimas, las mujeres respondieron al Pontífice en forma breve, pero profunda. 

"Su mensaje nos impulsa a seguir adelante y sabemos que debemos mejorar en nuestros actos futuros", admitió Angela Reyes, una de las internas de la prisión de Morelos. 

Así, con la fe renovada y la mente puesta en el mañana, los invitados a esta charla retomaron sus caminos, confiados en que la fuerza de su fe es tan grande que hasta el Papa pide a este pueblo que lo incluya en sus oraciones.

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