Obispo afirma que pactó con el narco para lograr la paz

Salvador Rangel asegura que narcos le prometieron que no matarán candidatos.

El pacto fue hecho a dios a través de su representante terrenal. A partir de ahora, dijeron los narcotraficantes, terminarían en Guerrero los homicidios de aspirantes a puestos políticos.

"Tengo la promesa de estos señores de que no van a intervenir en este sentido, a asesinar", aseguta Salvador Rangel, obispo de Chilpancingo-Chilapa.

Rangel reveló que entre los múltiples encuentros que ha sostenido con miembros de un grupo criminal que opera en la entidad, les pido paz para esta contienda electoral, y asegura que se la garantizaron en varios municipios a cambio de dos cosas.

"Estas personas no quieren que se compre el voto a través del dinero", dice Rangel. "Que les dijera a políticos que cumplan lo que prometen".

El polémico acuerdo se da en medio del aumento de asesinatos de hombres y mujeres que buscan gobernar alguna comunidad del estado.

Esta estrategia se ha hecho cada vez más común en Guerrero, en donde, al igual que en otras partes del país, los grupos delincuenciales buscan colocar aliados en posiciones estratégicas para realizar libremente el cultivo y trasiego de drogas.

Al igual que este analista, muchos creen que la intervención de la Iglesia católica en estos asuntos, se debe a que viven de cerca el miedo y dolor de quienes están en medio de esta violencia.

"Eso sí, siembra mucho pánico entre la población", admite José Reveles, experto en narcotráfico.

Incluso la gente en las calles dice que se siente tranquila de saber que este obispo busca soluciones a su principal problema.

"Yo lo veo bien, para que no haya muertos, pues qué vamos a hacer, puros muertos", dice Victorino Abarca, poblador de Guerrero.

Precisamente el titular de la Diócesis de Chilpancingo y Chilapa asegura que ese es su objetivo: evitar que siga creciendo la ya larga lista de muertos.

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