La niña baja la cabeza y oculta su rostro ante la amenaza de que el pie de su compañero se impactara contra ella.
Los demás estudiantes de la primaria "Fray Julián Garcés", en el municipio de Cuapiaxtla, en el central estado mexicano de Tlaxcala, se reúnen para agredirla; las manos van y vienen hasta convertirse en golpes.
Uno de ellos la patea, mientras otro graba con su tableta la escena, que es ambientada con una porra que los agresores hacen para su víctima: "La Yuli, La Yuli, rarrarra".
Después de unos minutos, uno de los alumnos de no más de 10 años sube a una mesa, le pisa la cabeza, levanta los brazos en señal de triunfo, y otros sigue su ejemplo.
Las autoridades educativas en Tlaxcala ya investigan el incidente que ha sido compartido profusamente en redes sociales, causando comentarios de horror y enojo.
Sin especificar nombres, ni fechas, aseguran que ese día el docente encargado del grupo solo salió un momento y nadie se dio cuenta de lo que ocurrió.
Según las leyes de México, los alumnos que aparecen en el video, no pueden ser expulsados, únicamente les llamarán la atención y les brindarán apoyo psicológico para tratar de entender por qué motivos participan en ese tipo de agresiones.
Trixia Valle, terapeuta y conferencista, considera que el actuar de estos estudiantes es el reflejo de que en la actualidad los niños y adolescentes se divierten a través de la violencia, sobre todo cuando lo hacen en grupo.
"Si la responsabilidad se diluye, se nulifica, entonces si todos fuimos, nadie fue", dice Valle. "Y la impunidad es tal que incluso publican en internet lo que hacen".
México
"Porque se vuelven populares esos videos y, para un joven de la actualidad, lo que más le interesa es ser popular", dice Valle.
Al igual que muchos niños, esta pequeña podría ser cambiada de escuela para alejarla de sus agresores, pero las cicatrices que le provocaron vivirán con ella por siempre.
