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Naciones indígenas superan tabúes en la batalla contra el suicidio

Cada año, la tribu White Mountain realiza una caminata de prevención del suicidio.

WHITERIVER – En una noche fresca, los grillos chirrean entre la espesa hierba. Una brisa gélida traslada los cánticos de las cigarras y, a medida que los miembros de la tribu apache se reúnen, se escucha un murmullo de voces.

Varias decenas de hombres, mujeres y niños forman un círculo alrededor de la anciana de la tribu Leonora Ethelbah; ella comienza a orar. Cierran sus ojos e inclinan sus cabezas mientras recuerdan en silencio por qué y por quién están allí.

Cada año, la tribu White Mountain realiza una caminata de prevención del suicidio para ayudar a crear conciencia sobre un problema que afecta desproporcionadamente a las naciones indígenas en todo el país. El evento está patrocinado por un programa de divulgación de Apache Behavioral Health Services llamado Nowhi’ Ida’ Bagoye’ – La vida es preciosa.

“Tengo otros amigos que también se han suicidado” agregó. “Es triste saber que están sufriendo y que no podemos encontrar una respuesta”.

La tasa de suicidios de la nación incrementó un 31 por ciento de 2001 a 2017, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). Las poblaciones indígenas americanas y de Alaska mueren por suicidio con una tasa superior a cualquier otro grupo racial y étnico: 22.15 por cada 100,000 personas, en comparación con 17.83 para los blancos, 6.89 para los hispanos, 6.85 para los afroamericanos y 6.75 para los asiáticos.

El índice es aún más alto en Arizona. En 2017, el último año que se dispone de datos; la tasa de suicidios entre indígenas americanos en el estado fue de 26.2 por ciento por cada 100,000 personas. En general, más personas de Arizona murieron por suicidio ese año que los accidentes automovilísticos y homicidios.

La caminata en Whiteriver es solo uno de los muchos esfuerzos para aumentar la conciencia del problema en las naciones indígenas.

En el condado Maricopa, Lian BigHorse supervisa un programa de recuperación juvenil en Native Health, que proporciona servicios médicos y de salud conductual en toda el área metropolitana de Phoenix. La organización utiliza el arte para ayudar a los jóvenes que viven fuera de la reserva para construir conexiones más profundas con su cultura y aumentar su autoestima.

“Estamos llegando a los jóvenes, a esos que… no necesariamente tienen una conexión directa con sus pueblos, con sus comunidades, con sus familias y con sus tradiciones”, dijo BigHorse. “Estamos tratando de darles algo aquí, donde puedan tener una conexión –una conexión personal– con quienes son como pueblos indígenas”.

BigHorse es impulsada en parte por su propia experiencia con el suicidio.

“Creo que empecé en este camino porque cuando tenía 11 años, uno de mis compañeros se quitó la vida”, dijo BigHorse. “Y yo fui la primera en verlo. Cambió mi toda mi vida”.

En un evento reciente de Native Health, los jóvenes pasaron una noche haciendo tambores utilizando pieles de alces. Después de que los tambores fueron terminados se les pidió a los niños que buscaran un diseño personal dentro de los tambores, una imagen con la que pudieran conectarse; invisible para todos los demás.

Sheila López finaliza la bendición del tambor. Lo hace quemando salvia en un caparazón de abulón. (Foto por Annika Tomlin/Cronkite Noticias)

“Fueron capaces de crear algo que era exclusivamente suyo”, dijo BigHorse. “Todo es un viaje para el autodescubrimiento, la auto identidad.” 

Una participante, Caitlin Nelson, dijo que la creación de tambores era un “recordatorio de quién eres y de no olvidar quién eres con el mundo que te rodea”.

El suicidio afecta fuertemente a la juventud de las naciones indígenas. En Arizona, 23 de los 78 suicidios de indígenas americanos en 2017 fueron entre las edades de 15 a 24 años, según un informe del Departamento de Servicios de Salud.

Para el Mes de Concientización Sobre la Prevención del Suicidio realizado en septiembre, National Council of Urban Indian Health’s Youth (Consejo Nacional Urbano de la Salud de la Juventud Indígena) lanzó una campaña en las redes sociales llamada Indigi-Wellness Champion.

El esfuerzo animó a los jóvenes a publicar imágenes de “cómo se mantienen resistentes en su vida cotidiana, cómo están usando su cultura como prevención, cómo se están convirtiendo en defensores del bienestar cuidando de sí mismos y de los demás”, dijo Faith Bowman, de la Banda Stockbridge-Munsee de la Nación Mohicana en Wisconsin.

Un empleado de Native Health perfora agujeros en un cuero que se conectará a un diseño de una estrella. (Foto por Annika Tomlin/Cronkite News)

La campaña utilizó dos hashtags para provocar una conversación en las redes sociales: #ThisIsNative y #CultureIsPrevention. El primero tenía como objetivo mostrar lo que significa ser nativo destacando los aspectos culturales únicos de la vida de los participantes; el segundo se utilizó para compartir herramientas culturalmente adaptadas de prevención del suicidio.

“Nuestra misión y visión se centra en proporcionar recursos accesibles a los jóvenes indígenas americanos y de Alaska, y realmente queríamos empoderarlos en todos los sentidos … cultural, espiritual, física, mentalmente”, dijo Bowman. 

En Whiteriver, Millicent Kane, gerente del programa Life Is Precious, dijo que durante mucho tiempo ha sido un tabú hablar sobre el suicidio en la comunidad. Una encuesta de las naciones indígenas americanas y de Alaska encontró que el suicidio y los problemas de salud mental son altamente estigmatizados en las comunidades nativas, sólo superado por el VIH/SIDA. Apache Behavioral Health Services espera romper ese estigma con la caminata conmemorativa anual y otros eventos. 

“Si la gente está empezando a hablar de ello un poco más, tal vez tenga el valor suficiente para decir que necesita ayuda”, dijo Kane. “Una vez que empecemos a hablar de ello, creo que podremos lidiar mejor con el problema”. Añadió Harvey, cuyo primo murió por suicidio. “Para que nos unamos y nos animemos unos a otros y nos consolemos y digamos: ‘Podemos hacer esto juntos’, para eso estamos todos aquí. Creo que eso es lo que todos necesitamos saber, que hay otras personas aquí que se preocupan y que te aman también”.

La caminata duró unos 10 minutos. Algunos niños fueron transportados en cochecitos, otros agarrados de las manos de sus madres; demasiado jóvenes para entender el significado de sus pasos.

Al final, los padres callaron a los pequeños para un momento de silencio colectivo. Unos segundos más tarde, abrieron las manos y varias decenas de globos volaron y desaparecieron en el cielo de la tarde. 

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