ARIZONA- Un trayecto que ha dejado marcas imborrables en su cuerpo y mente, Joselin recuerda el secuestro del cual fue víctima en su búsqueda por llegar a Estados Unidos.
Es el relato de lo que hay detrás de este viaje que miles de personas. Abusos, extorsiones y maltratos realizan forman parte de un flujo migratorio al sur de Arizona que no se detiene.
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“Yo más bien hasta le pedía a Dios… yo le decía yo sé que tú estás aquí, ósea yo sé que tú estás viendo todo lo que me están haciendo injustamente, llévame”, recuerda Joselin.
Pero el secuestro fue sólo el inicio, ya que asegura que, en su recorrido, traficantes la convirtieron también en víctima de maltrato, abuso sexual y tortura, junto a decenas de personas más.
“Yo digo que son personas sin escrúpulos, son personas que para mi no tienen corazón, es que la verdad esa gente, para mí son gentes”.
Y es que como Joselin, mujeres, niños y miembros de la comunidad LGBTQ, se convierten en un blanco vulnerable, para grupos criminales.
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“Es por eso por lo que los traficantes, y las personas que toman ventaja de esto, lo saben, y comenten este tipo de actos, inclusive enfrente de los demás, enfrente de testigos y otras personas de otros migrantes y no les importa porque saben que en ese momento ellos tienen sus vidas en sus manos”, explica Gustavo Rodríguez, colaborador de albergue y experto en temas migratorios.
Uno de los casos más recientes, reportado por la oficina del alguacil del condado Santa Cruz al Sur de Arizona, en el cual una joven migrante denuncio haber sido víctima de abuso sexual, por tres individuos en su ingreso al país.
