PHOENIX- La vicepresidenta Kamala Harris destacó el lunes el respaldo de los alcaldes de las ciudades fronterizas en Arizona, mientras busca mitigar el impacto de las críticas republicanas a su manejo de los cruces fronterizos ilegales.
La campaña de Harris dijo que fue respaldada por los alcaldes de Bisbee, Nogales, Somerton y San Luis, así como por los supervisores del condado de Yuma, Martin Porchas y Tony Reyes.
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Una semana después de su repentino ascenso a la cima de la fórmula presidencial demócrata, Harris está haciendo despegar su campaña y refinando su discurso a los votantes con menos de 100 días antes del día de las elecciones. Los republicanos están tratando de hacer de la frontera una carga política para Harris, tal como lo fue para el presidente Joe Biden antes de que terminara su campaña de reelección.
Los republicanos dicen que Harris no hizo lo suficiente para frenar la inmigración ilegal en un papel que caracterizan como el "zar de la frontera" de Biden. La semana pasada, los republicanos de la Cámara de Representantes y un puñado de demócratas vulnerables votaron a favor de criticar a Harris por las políticas fronterizas de la administración.
Los apoyos a la frontera, que forman parte de una lista de partidarios de Arizona que Harris planea anunciar el lunes, ofrecen una posible respuesta a esa crítica, particularmente en el único estado clave que comparte frontera con México.
"Confío en que ella satisfaga las necesidades de las ciudades y pueblos fronterizos sin aprovecharse de nosotros para su propio beneficio político, como su oponente", dijo el alcalde de Somerton, Gerardo Anaya, en un comunicado. Somerton es una ciudad de aproximadamente 14,000 habitantes en la esquina suroeste del estado.
Como vicepresidenta, Harris tenía la tarea de supervisar los esfuerzos diplomáticos para abordar los problemas que impulsan la migración en los países del Triángulo del Norte de El Salvador, Guatemala y Honduras, así como presionarlos para que fortalezcan la aplicación de la ley en sus propias fronteras. La administración Biden quería desarrollar y poner en marcha una estrategia a largo plazo que llegue a las causas fundamentales de la migración desde esos países.
La inmigración ha estado en el centro de la identidad política de Trump desde que anunció su primera campaña en 2015. Pinta un retrato de una frontera que está fuera de control, amenazando la seguridad nacional y la economía. Si es elegido para un segundo mandato, se ha comprometido a deportar a millones de personas que viven en el país ilegalmente.
Las restricciones que anunció a principios de junio cortaron el acceso al asilo cuando las llegadas a la frontera alcanzaron un cierto número, lo que enfureció a los defensores de la inmigración que dicen que la política difiere poco de lo que Trump intentó. Semanas después, Biden anunció un nuevo programa dirigido a los cónyuges indocumentados de ciudadanos estadounidenses que habían estado en el país durante una década o más, que en última instancia podría proporcionarles una vía hacia la ciudadanía.
