PHOENIX—El clero en Arizona llamó a activistas a reunirse este fin de semana en la frontera estatal con México para dejar grandes contenedores de agua en senderos remotos que usan los inmigrantes que continúan cruzando el desierto pese al peligro que representa el calor del verano.
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La concentración del domingo, organizada por líderes religiosos y grupos locales como No More Deaths, se produce una semana después que la Patrulla Fronteriza detuvo a un grupo de 95 centroamericanos, incluyendo al menos un bebé, en la misma área general cerca de la frontera, donde el calor excede regularmente 100° Fahrenheit en el verano.
Los inmigrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador tenían edades de entre 3 meses y 60 años, y fueron hallados en buen estado de salud. Fueron entregados al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas.
Colocan cruces para recordar a migrantes caídos en el desierto
La reverenda Susan Frederick-Gray, presidenta de la Asociación Universalista Unitaria que fue ministra en Phoenix durante ocho años, dijo que quiere demostrar solidaridad con los inmigrantes y con los trabajadores de ayuda humanitaria.
Los líderes religiosos en Arizona tienen un largo historial de activismo y estuvieron en la vanguardia del movimiento de santuario de la década de 1980 que proveyó refugio seguro para los centroamericanos que escapaban de guerras en sus países.
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“Proveer ayuda humanitaria no es un delito”, dijo Frederick-Gray. “Escapar de tu país para salvar tu vida y la de tus hijos no es un delito. Los seres humanos tienen derecho a escapar cuando están en peligro”.
La abogada de inmigración Rachel Gore Freed, vicepresidenta del Comité de Servicio Universalista Unitario, dijo que el flujo de inmigrantes centroamericanos que siguen cruzando la región resalta “la increíble violencia de la que escapan” e insistió en que “el acceso al agua durante una ruta larga y complicada es algo que debe ser protegido”.
