Donald Trump

Trump defiende su polémica política migratoria ante la ONU

Dijo que la inmigración ilegal es uno de los desafíos "más críticos" que enfrenta el mundo.

NUEVA YORK - El presidente estadounidense, Donald Trump, defendió el martes su controvertida política migratoria frente a la doctrina de las "fronteras abiertas", en un tibio discurso ante la ONU que incluyó ataques a Irán, Venezuela, China y las redes sociales.

Con un tono mucho más apagado que de costumbre, Trump incidió en la defensa de la soberanía que caracterizó sus dos discursos anteriores ante la Asamblea General de la ONU, pero esta vez la utilizó para reivindicar las polémicas medidas que le han permitido restringir notablemente el derecho al asilo en Estados Unidos.

"El futuro no pertenece a los globalistas, el futuro pertenece a los patriotas", sentenció Trump. 

Ese lema le sirvió de introducción a una dura crítica contra quienes, a su juicio, más socavan el patriótico derecho a la soberanía: los "activistas radicales" que defienden las "fronteras abiertas", a los que acusó de ayudar a organizaciones criminales con políticas "crueles y malvadas".

Con el argumento de que la inmigración ilegal masiva es "injusta, insegura e insostenible", Trump defendió sus medidas unilaterales y los acuerdos que ha cerrado con México, Guatemala y El Salvador.

En la práctica, esas medidas han limitado la capacidad de los indocumentados de solicitar asilo en EEUU, y han generado críticas sobre posibles violaciones al derecho migratorio internacional.

Pero Trump insistió en que "minar la seguridad fronteriza" equivale a "minar los derechos humanos".

"Todos ustedes tienen el derecho absoluto de proteger sus fronteras, y por supuesto, nuestro país también", aseguró Trump a los asistentes a la Asamblea General.

El mandatario también se dirigió directamente a quienes se plantean emigrar a EEUU sin papeles: "No pague a los coyotes, no se ponga en peligro, no ponga a sus niños en peligro. Porque si llega hasta aquí, no se le va a permitir entrar".

Más allá de un agradecimiento al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, por su cooperación en la contención del flujo migratorio hacia EEUU, Venezuela y Cuba fueron los únicos países latinoamericanos que centraron la atención de Trump en su discurso.

"El dictador (presidente venezolano, Nicolás) Maduro es una marioneta de Cuba protegida por guardaespaldas cubanos", que "saquean la riqueza de Venezuela" para mantenerse a flote, denunció.

El repaso de Trump al globo terráqueo fue corto y se centró sobre todo en Irán y en China, a la que alertó de que EEUU no aceptará un "mal acuerdo" para frenar la guerra comercial y de que su manejo de las protestas en Hong Kong "dirá mucho sobre su papel en el mundo en el futuro".

Trump fue menos duro con Irán de lo que muchos esperaban, con apenas una referencia pasajera a los ataques de este mes contra refinerías saudíes, que Washington atribuye a Teherán, y aún aferrado a la perspectiva de un diálogo a los que los iraníes se han negado rotundamente.

Tras defender las sanciones estadounidenses y advertir de que no las relajará, Trump subrayó: "Todas las naciones tienen el deber de actuar. Ningún gobierno responsable debería satisfacer el deseo de sangre de Irán".

A Trump debió aliviarle que, cuando presumía de los logros en EEUU bajo su mandato, el auditorio de la Asamblea General no estallara en sonoras carcajadas, como el año pasado.

Pero el mandatario parecía poco entusiasmado por aparecer ante una de sus audiencias menos afines, y pronunció su discurso en un tono mortecino muy poco propio de un líder al que le encanta criticar la "baja energía" de sus adversarios políticos y contrastarla con su propio brío.

El mejor reflejo de esa falta de energía estuvo en su secretario de Comercio, el octogenario Wilbur Ross, al que las cámaras captaron echando una siesta mientras Trump criticaba a China.

El discurso incluyó una inesperada defensa de los derechos de los homosexuales y las mujeres, pero Trump volvió enseguida a su guión al criticar el acceso al aborto en el mundo. Tuvo tiempo, incluso, para arremeter contra las redes sociales que tanto utiliza y su "inmenso poder sobre lo que podemos ver y se nos permite decir".

Hubo un tema que Trump no mencionó en su discurso, pero que marcó toda su jornada en Nueva York: la posibilidad de que la Cámara Baja de EEUU le abra un juicio político por sus presiones a Ucrania para que investigara al exvicepresidente Joseph Biden, aspirante presidencial demócrata.

"Esto es solo una continuación de la caza de brujas" demócrata en su contra, se quejó en declaraciones a la prensa en Nueva York.

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