En una movida inusual, el presidente electo, Donald Trump, abandonó su residencia en Manhattan el martes en la noche, sin notificar a los reporteros o dar alguna indicación de hacia dónde se dirigía.
La maniobra pareció un intento deliberado para limitar el acceso de los medios de comunicación.
La única manera en que la prensa eventualmente supo dónde se encontraba Trump, ocurrió luego de que una reportera de Bloomberg, que se encontraba cenando en el 21 Club, tuiteó una foto del magnate y parte de su equipo de transición en el restaurante.
La portavoz del presidente electo, Hope Hicks, dijo luego a NBC News que “está cenando con su familia”.
Además del magnate, se encontraban en el lugar su esposa, Melania, e hijos Donald Jr., Eric e Ivanka, junto con su esposo, Jared Kushner.
Esto ocurrió luego de que Hicks dijo a la prensa que el día había terminado, y la única indicación de su salida fue una caravana sorpresa.
Con las acciones del martes, la administración Trump se perfila como una de las menos accesibles al público y la prensa en la historia moderna.
EEUU
Una semana después de su elección, el presidente electo no ha celebrado una conferencia de prensa. Ningún presidente reciente había esperado tanto tiempo para hablar con los periodistas. Esto ocurre como continuación de un largo periodo que comenzó en el verano, cuando Trump contestó preguntas de la prensa por última vez.
Trump también se ha negado a viajar desde las elecciones con el equipo de prensa que lo cubre, una continuación de la práctica de su campaña de volar en un avión separado de los medios que siguen sus pasos.
Los medios que cubren al presidente electo tampoco han recibido información sobre sus esfuerzos de transición, lo cual era una práctica común para presidentes anteriores que permitieron mantener al público al tanto de los detalles del nuevo gobierno.
