En los Juegos Olímpicos de Río se habla portugués

Solo una minoría de los 200 millones de habitantes Brasil tiene nociones de inglés.

RIO DE JANEIRO - Si el inglés es el idioma del comercio mundial, a Brasil no le llegó la notificación. Solo una pequeña fracción de sus 200 millones de habitantes goza de un conocimiento básico de ese idioma. La fluidez en otros idiomas, como el alemán, francés e incluso el español, también es inusual aunque Brasil es frontera con siete países que hablan castellano.

Muchos de los cientos de miles de turistas que se espera que lleguen a Río de Janeiro para los Juegos Olímpicos en unas cuantas semanas, con frecuencia se podrán encontrar en un embrollo lingüístico. 

Vanderclei Silva Santos, quien vende caipiriñas, el coctel nacional de Brasil, dice que batalla para comunicarse con turistas extranjeros que se paran en su puesto en la playa Copacabana, así que utiliza sus dedos de manos y pies para escribir precios y formas en la arena. 

La mayoría de las veces funciona, pero hay momentos complicados y graciosos, como aquella ocasión en que una mujer hizo el gesto de mascar para preguntar en dónde podría encontrar maíz fresco, o cuando un hombre parecía preguntar con urgencia por un "banho", pero en realidad quería averiguar en donde darse una ducha. 

"Comunicarse es complicado. Movemos nuestras caderas, sonreímos, algo que gusta a los turistas. Hallamos la forma", dijo Silva, de 39 años, quien espera algún día tomar un curso básico de inglés, algo que hasta hace pocos años solo era posible para brasileños acaudalados y que incluso hoy en día no se ofrece extensamente. 

En un intento de este último año por cerrar el vacío idiomático para las Olimpiadas, el estado de Río de Janeiro, el Comité Olímpico y varias compañías han ofrecido cursos de inglés presenciales y por internet a miles de trabajadores del sector servicios, voluntarios olímpicos y la policía, quienes tiene mayor probabilidad de estar en contacto con los turistas. 

"¿Usted sabe el significado de la expresión en inglés 'I'm going to kick your butt?''', le preguntó Rafael Vianna, profesor de inglés, a una docena de policías turísticos de Río.

Vianna dictaba un curso avanzado que los ayudará a entender a los angloparlantes en cualquier situación que puedan padecer: desde acoso a robos.

"Es una expresión que se usa mucho en deportes y que puede ser interpretada de muchas maneras dependiendo del contexto", les dijo.

En el pizarrón, Vianna escribió y definió algunas palabras que turistas angustiados pueden usar como mace (maza), malice (malicia), mayhem (caos) y nuisance (molestia).

Vinicius Lummertz, presidente de Embratur, entidad gubernamental que promueve a Brasil en el extranjero, dijo que Río de Janeiro estará lista para el evento. Y argumenta que cualquier complicación lingüística será parte de la experiencia.

"No conocer el inglés es un problema, pero intentar comunicarse con los brasileños que sólo hablan portugués se convierte en un deporte", dijo Lummertz. "¿Quieres un mundo que sea exactamente igual en todos lados?"

El país más grande de América Latina, que tiene aproximadamente el mismo tamaño que el territorio continental de Estados Unidos, se ha inclinado por aislar a sus personas. Y enormes desigualdades permean en todos los ámbitos de la vida, incluida la educación, por lo que la mayoría de la gente nunca ha tenido la oportunidad de estudiar otros idiomas. 

Virginia Garcia, exjefa del Consejo Británico en Brasil, dijo que en una investigación elaborada por el consejo hace unos años, se halló que sólo 5% de los brasileños hablaba inglés a un nivel competente.

Garcia dijo que la enseñanza del inglés en las escuelas públicas es limitada, aunque los varios eventos importantes de años recientes organizados en Brasil, como los Juegos Panamericanos, la Copa Mundial y la visita del papa Francisco, han dado pie a que el país lentamente amplíe la enseñanza de idiomas. 

"Hace 20 años, solo las personas de clase alta podían aprender otros idiomas en Brasil", dijo Garcia. "Cada vez se vuelve más democrático". 

Antonio Carlos de Moraes Sartini, director del Museo de la Lengua Portuguesa, dijo que el intenso enfoque de Brasil en el portugués data de 1750, cuando la monarquía de Portugal obligó a que se enseñara el idioma para crear una identidad nacional diferente a aquella en las circundantes colonias de habla hispana. 

En esa época, sólo como 20% de la gente en Brasil hablaba portugués, y más de 1,000 idiomas indígenas prevalecían. Aún se hablan algunos cientos de aquellos idiomas, la mayoría en la región amazónica, pero la gran mayoría de los indígenas ya también hablan portugués. 

"El idioma que se habla aquí hoy en día refleja la naturaleza expansiva, afectuosa, de los brasileños", dijo De Moraes. 

Esa naturaleza con frecuencia incluye una buena risa cuando se trata de idiomas extranjeros. 

Joel Santana, exfutbolista y entrenador, ha aprovechado su titubeante inglés para desarrollar una segunda carrera en la publicidad televisiva.

En 2010, cuando entrenaba al equipo nacional de Sudáfrica, dio una entrevista en inglés tan indescifrable que se convirtió en una sensación en internet. Desde entonces, ha publicitado productos como la gaseosa Pepsi y el champú Head & Shoulders en comerciales, en donde pronuncia palabras en inglés apenas comprensibles. 

Jens Heftoy, un periodista de Noruega que ha visitado Brasil en varias ocasiones en la última década desde que se casó con una mujer de Río de Janeiro, dijo que, en su experiencia, incluso los brasileños con un nivel decente de inglés prefieren no hablarlo al menos que trabajen en la industria turística. 

"A tres cuadras de aquí, tendrás problemas" para comunicarte, dijo Heftoy mientras caminaba en la meca turística de la playa Copacabana. "Se resuelve, pero tienes que ser paciente".

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