Pizza cubana: inventivas e imaginación en tiempo de crisis

Se trata de un producto barato para paliar el hambre.

En una isla donde cada vez es más difícil –y sobre todo costoso– conseguir alimentos, la pizza ha corrido la suerte de ser, para muchos, un salvavidas para paliar el hambre y a la vez servir de sustento económico de quienes la venden, usando todo tipo de inventivas.

Desde un horno improvisado en una azotea al aire libre, hasta la utilización de una tapa de ventilador como cesta para bajar el alimento cocido desde un quinto piso; los cubanos han creado todo tipo de soluciones para vender y/o ingerir su pizza, que se distingue por el amplio grosor de su masa.

En los '90, cuando en el país se vivió el llamado "Período Especial", la pizza fue blanco de todo tipo de creaciones, algunas de ellas pasando el límite de lo permitido: cocinada con la harina inadecuada, surtida con queso confundido entre preservativos derretidos y con la sal "brillando por su ausencia", como decían.

Pero la pizza en Cuba ya vive el siglo 21. Si bien se sigue "inventando" para hacerla, muchos han perfeccionado sus métodos, por supuesto, los que venden a turistas, pues aún la pizza de barrio sigue siendo la que se cocina en un improvisado horno y que baja a las manos del cliente en una tapa de ventilador.

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