La tradición de la ceiba de La Habana

Dicen que son tres vueltas las que se le dan a la ceiba. Conoce la historia de esta creencia.

La Habana fue fundada en una ceiba. Y dicen que son tres vueltas las que se le dan a la ceiba para obtener los favores de este mágico árbol.

“Tradicionalmente al darle la vuelta a la ceiba, uno pide el deseo y el deseo se le cumple”, dice un residente de La Habana.

La ciudad de la Habana había tenido dos ubicaciones cerca de la costa sur, antes de su fundación, y en ese camino hacia el norte, la ciudad se asentó cerca de la bahía.

“Pero eventualmente cuando se decide que esta tercera localización es la final, tanto el cabildo tiene su primera reunión, como la iglesia tiene su primera misa, dice la profesora Sonia Chao, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami. “Y como no había edificaciones que pudieran unir esas dos partes, se decidió hacerlo bajo una ceiba”.

Se cree que la tradición tiene bases en las creencias de las culturas precolombinas y en el sincretismo religioso de los cubanos.

“Creían que la ceiba, cuando se sembraba, estaba en el centro. Venía del centro de la tierra y tenía unos poderes mágicos. Es la planta que mantiene a todos los Orishas”, dice Rosa María, quien sembró una ceiba en su patio de Westchester.

“La ceiba para nosotros representa el lugar donde se concentra toda la energía de los espíritus ancestrales nuestros”, comparte Carlos Valdés, sacerdote de la religión afrocubana.

Cuentan las crónicas que la ceiba de la fundación de La Habana murió en 1753 y, en su lugar, se erigió una columna de mármol.

“El templete se construye años más tarde para conmemorar ese momento fundacional de la ciudad”, explica la profesora Sonia Chao.

La ceiba ha sido remplazada en al menos cinco ocasiones como en 1960 y en 2016. Y muchos cubanos se han asegurado de tenerla cerca, incluso de este lado del estrecho.

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