Robot inicia descenso en cometa 67P

DARMSTADT, Alemania - La sonda no tripulada Rosetta de la Agencia Espacial Europea liberó con éxito el miércoles un módulo de aterrizaje hacia la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, entrando en las últimas siete horas de un camino de años para encontrarse con el veloz cuerpo celeste de polvo y hielo.

El audaz intento de aterrizaje sería el clímax de una misión lanzada hace una década para estudiar el cometa de 2.5 millas de diámetro. También sería el final de los diez años de viaje por 4,000 millones de millas, en los que la nave Rosetta transportó a su acompañante, el módulo de aterrizaje Philae.

"Ahora es independiente", dijo Stephan Ulamec, responsable de módulo Philae en el Centro Aeroespacial DLR de Alemania. Dijo que "tendremos que tener suerte para que no aterrice en una roca o en una pendiente pronunciada".

Si tiene éxito, será la primera vez en la historia que una aeronave aterrice en un cometa. La confirmación del aterrizaje debería llegar a la tierra alrededor de las 11:03 a.m. EST.

La ESA anunció el miércoles por la mañana que Philae, de 220 libras, no había logrado activar el sistema de descenso activo, que emplea un mecanismo de propulsión para evitar que la nave rebote en la superficie del cometa. En su lugar, la agencia empleará tornillos de hielo y un sistema de arpones para asegurar la sonda.

Varias horas más tarde, los controladores de la misión aplaudieron y se abrazaron el miércoles cuando se confirmó la separación del módulo.

"Philae ha salido, está en su camino hacia el cometa", dijo el director de vuelo de Rosetta, Andre Accomazzo. "Todos estamos encantados de que funcionara de forma impecable en los últimos minutos".

Unas dos horas después de que se confirmase la separación, los científicos dijeron que habían restablecido el contacto con el módulo, tal y como se esperaba. "Ahora podemos seguirlo en su descenso", dijo Paolo Ferri, jefe de operaciones de la ESA.

Si todo va acorde con el plan, el módulo, de tamaño similar a una lavadora, descenderá hasta el cometa, donde se anclará con arpones y tornillos. Durante su descenso, los científicos sólo podrán mirar, porque la enorme distancia con la Tierra -311 millones de millas- hace imposible enviar instrucciones en tiempo real.

"Necesitaremos algo de suerte para no aterrizar en una roca suelta o en una ladera empinada", señaló Stephan Ulamec, director del Philae en el Centro Aeroespacial Alemán DLR.

El plan es que Rosetta y Philae acompañen después al cometa en su dirección hacia el sol, y se volverá más activo conforme se calienta.

Empleando 21 instrumentos de medición, recogerán datos que los científicos esperan ayuden a explicar el origen de los cometas y otros cuerpos celestes.

La ESA dice que incluso aunque el aterrizaje no funcionara, la misión, valorada en 1,620 millones de dólares y lanzada en 2004, no será un fracaso. Por su cuenta, Rosetta, podría realizar el 80 por ciento de la misión por su cuenta.

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